Se trata de una paciente femenina de 60 años de edad, de la raza blanca con antecedentes patológicos personales (APP) de Cardiopatía Isquémica, Asma bronquial e hipertensión arterial (HTA), que acude a nuestro centro por presentar obstrucción nasal derecha, de 3 años de evolución lentamente progresiva hasta la actualidad, acompañada de epistaxis espontánea frecuente y cefalea frontal.
Se realiza examen físico otorrinolaringológico encontrando en:
RA: Tumoración grande, rojiza, dura, proveniente de cornete medio que ocupaba toda la fosa nasal derecha fácilmente sangrante al tacto.
Resto del examen físico sin alteraciones.
Se realizó biopsia siendo altamente sangrante por lo cual requirió taponamiento anterior lo cual nos hizo sospechar que la paciente presentaba un tumor vascular. El resultado de la biopsia informó tejido necrótico no útil.
Se indica TAC de fosas nasales y senos perinasales donde se observa masa de 23 x 30mm parcialmente calcificada en fosa nasal derecha a nivel del cornete medio. (Fig 1)
Se indicó AngioTAC lo cual no fue posible realizar.
Ante estos resultados se decidió realizar chequeo preoperatorio a la paciente para bajo anestesia GOT, realizar biopsia o exéresis de la tumoración para diagnóstico anatomopatológico.
En el acto quirúrgico con anestesia general a través de rinoscopia anterior, se intento realizar biopsia de la tumoración comenzando esta a sangrar profusamente por lo que se decidió realizar exéresis completa del tumor junto con el cornete medio observando que al lograr efectuar este paso extrayendo la tumoración, el sangramiento desapareció completamente y la fosa nasal quedo libre de tumor. (Fig. 2)
Se dejo taponamiento anterior nasal que se retiro a las 48 horas, sin tener sangramiento.
Tuvo varias consultas evolutivas posquirúrgicas sin recidivas.
El reporte definitivo anatomopatológico fue Angiofibroma pediculado de cornete medio.
INTRODUCCIÓN
No existen datos seguros de la incidencia global de los tumores benignos de la fosa nasal y senos perinasales (SPN) pero si se sabe que los tumores malignos de esta región son poco frecuentes (1 a 2 en 100000 habitantes x año) siendo menos del 3% de los cáncer del tracto aerodigestivo superior (1).
El diagnóstico diferencial entre un tumor benigno, premaligno y maligno de las fosas nasales y senos perinasales (SPN) puede ser difícil, ya que los síntomas pueden ser similares y a veces el hallazgo de una lesión maligna solo puede ser advertido a la histología, por lo tanto, resulta crucial, realizar un diagnóstico clínico y anatomopatológico precoz (1,2,3).
CLASIFICACIÓN
1. Tumores inflamatorios (Seudotumores y tumores no neoplásicos.
• Poliposis( incluyendo al pólipo antrocoanal)
• Quiste de retención
• Granuloma piógeno
• Mucocele
• Micetoma
• Granuloma de colesterol
• Granuloma por cuerpo extraño y amiloidosis.
2. Tumores epiteliales.
• Papiloma nasosinusal
• Adenomas (pleomorfo y de células basaloides)
• Mioepitelioma
• Oncocitoma
3. Tumores no epiteliales.
a) Tumores de hueso y cartílago (osteomas y condromas, fibroma osificante y cementoma, displasia osteofibrosa, tumor de células gigantes, osteoblastoma y osteoma osteoide.
b) Tumores de tejidos blandos: fibroangioma juvenil, fibroma, fibromatosis agresiva, mixoma, histiocitoma fibroso, leiomioma, hemangioma, neurofibromas, paragangliomas, neurilonoma, plasmocitoma.
c) Tumores de tejidos vecinos: meningioma, tumores odontogénicos, tumor neuroectodérmico y teratomas (1, 2, 3, 4, 5,6).
Los tumores benignos de las fosas nasales son poco frecuentes y dentro de ellos el angiofibroma representa el 0,5% de los tumores de cabeza y cuello, siendo excepcional en las fosas nasales. Son tumoraciones casi exclusivas del sexo masculino y de la adolescencia debutando la gran mayoría de los casos entre 10 y 18 años (1, 5, 6).
Se han postulado varias teorías para explicar la etiopatogenia pero la más reciente y acertada son las de Schiff (1959) que señala el origen vascular a partir del tejido vascular sensible a hormonas sexuales que normalmente se observa en los cornetes nasales y la de Girgis (1973) que señala su origen a partir de tejido paragangliomas situado en la zona de las ramas terminales de la arteria maxilar interna. El angiofibroma es generalmente un tumor lobulado, de coloración rojo azulada y de superficie irregular y friable. Se caracteriza microscópicamente por un estroma constituido por fibras colágenas y un entramado reticular de abundantes fibroblastos y células gigantes polinucleadas, así como abundantes vasos en la base del tumor que van ramificándose formando lagunas venosas de paredes tenues. La irrigación está dada principalmente por la arteria maxilar interna, rama terminal de la carótida externa, pero según va creciendo el tumor participan otras arterias como la arteria faríngea ascendente, la arteria occipital, la arteria palatina mayor, la arteria temporal superficial y la arteria facial, así como en ocasiones de la arteria carótida interna y del sistema arterial contralateral explicando la dificultad que existe para cohibir las copiosas epistaxis que provoca el tumor (5, 6, 7).
El diagnóstico se efectúa por el cuadro clínico siendo un tumor sangrante típico de la pubertad masculina con dos síntomas constantes: obstrucción nasal progresiva y epistaxis recurrentes. Otros síntomas de acuerdo al tamaño del tumor pueden ser; cefalea, rinorrea mucopurulenta, hipoacusia de transmisión secundaria a otitis media serosa, rinolalia cerrada, exoftalmos, diplopia, desplazamiento del paladar, deformidad facial y anosmia (1, 2, 3, 4, 8, 9, 10).
El tratamiento más efectivo es la resección quirúrgica previa embolización utilizando una rinotomía paralateronasal o sublabial o un abordaje mediante cirugía endoscópica nasal realizando una completa extirpación del tumor con la menor morbilidad posible. Se han utilizado otros tratamientos alternativos para casos de recidivas o tumores con penetración intracraneal inoperables como radioterapia, hormonoterapia, quimioterapia y crioterapia (1, 2, 3, 4, 10).
Referencias
1. Francois M, Gaudemar I, Elmaleh M. Tumores benignos de la nariz y de los Senos Paranasales. En: Enciclopedia medico quirúrgica, Otorrinolaringología. Editions scientifiques et Medicales Elsevier SAS, Paris, 2000; E-20-400-A-10.
2. González Almaraz G, Pineda Cárdenas M.A. Tumores de las fosas nasales y senos paranasales. Tumores no epiteliales. An Otorrinolaringol. Mex 1999; 44(4): 214-26.
3. González Almaraz G, Pineda Cárdenas M.A. Tumores nasales y paranasales III: Tumores no epiteliales (neuroectodérmicos). An Otorrinolaringol. Mex 2000; 45(2): 72-8.
4. González Almaraz G, Pineda Càrdenas M.A. Tumores de las fosas nasales y senos paranasales. Revisión del tema. An Otorrinolaringol. Mex 1999; 44(2): 95-103.
5. Goldstein J.C y Sisson G.A. ¨Tumores de la nariz, senos paranasales y nasofaringe¨. En Paparella M.M y Shumrick DA. Otorrinolaringología 2ed; Cuba: Editorial Científico- Técnica p. 2062-2097.
6. Muñoz Pinto C, Baragaño Río L, López Llames A, Llorente Pendas J.L y Suárez Nieto C. ¨Tumores de las fosas nasales y senos paranasales¨. En: Manual del Residente de O.R.L y Patología Cervicofacial. Volumen II; España: Editorial IM&C, S.A. p.1277-1298.
7. Schick B, Plinkert PK, Prescher A. Aetiology of angiofibromas: reflection on their specific vascular component. Laryngorhinootologie 2002; 81: 280-4.
8. Marcos García M, Pino Rivero G, Pardo Romero G, Trinidad Ruiz J, Pardo Ointo M, Blasco Huelva M. Angiofibroma nasal en mujer de 60 años. Caso clínico y revisión de la literatura. Acta otorrinolaringol Esp. 2004; 55:195-197.
9. Conca M, Plaza E, Plandiura J, Rosemberg D. Algunos tumores nasales poco frecuentes. Rev. Otorrinolaringol. Cir. Cabeza cuello. 1985; 45(3):121-6.
10. Bross Soriano D, Chichan A, Ledón Pérez L.E, Arrieta Gómez JR. Tumores nasales: Experiencia de 10 años del Departamento de Otorrinolaringología del Hospital ¨Dr Manuel Gea González¨. An otorrinolaringol. Mex 1996; 41(4): 208-12.
Fuente: portalesmedicos.com