¿Podría la contaminación ayudar a decidir el sexo del bebé?

Hasta donde sepa, este es el primer estudio a esta escala sobre el tema de la proporción de los sexos al nacer.

Una investigación reciente sugiere que el aire que respiran o el agua que beben las mujeres embarazadas podrían tener un rol en el sexo de un bebé

El hallazgo proviene de la monitorización de cientos de factores (entre ellos la exposición a la contaminación) en el nacimiento de más de 6 millones de estadounidenses y suecos.

“Hasta donde sepa, este es el primer estudio a esta escala sobre el tema de la proporción de los sexos al nacer”, señaló el líder del estudio, Andrey Rzhetsky, profesor de medicina y genética humana del Instituto de Genómica y Biología de Sistemas de la Universidad de Chicago.

Su equipo vinculó la exposición a varios contaminantes comunes con cambios en la proporción de recién nacidos de sexo femenino y masculino.

Entre los contaminantes del aire influyentes se encontraron el hierro, el plomo, el mercurio, el monóxido de carbono, el aluminio y los bifenilos policlorados (PCB). Entre los contaminantes del agua se incluyeron el cromo y el arsénico.

La exposición a algunos se asoció con un aumento en los nacimientos de chicos, y otros con unas probabilidades más altas de tener una chica, indicaron los hallazgos.

Rzhetsky y su equipo apuntaron que la meta de comprender mejor el motivo exacto del equilibrio entre chicos y chicas ha resultado huidiza.

Esto se debe a que aunque la determinación del sexo en la concepción básicamente se divide por igual entre chicos y chicas, cuando el nacimiento ocurre, las proporciones sexuales sociales con frecuencia ya no son uniformes.

A veces, se sesgan más hacia las chicas, y a veces hacia los chicos.

Rzhetsky afirmó que esto sugiere que “los embriones humanos mueren de forma selectiva, [porque] si todos los embriones sobrevivieran, la proporción entre chicos y chicas sería exactamente de uno a uno.

¿Podría una variedad de factores estresantes ambientales afectar a la supervivencia de los embriones, y algunos favorecer a un sexo en lugar del otro?

En búsqueda de las respuestas, el equipo de Rzhetsky se propuso evaluar más de 100 factores que podrían afectar al equilibrio entre los sexos.

Primero, los investigadores exploraron los datos de las reclamaciones de seguro de 3 millones de nacimientos de EE. UU. entre 2003 y 2011. También examinaron unos 3 millones de nacimiento en Suecia entre 1983 y 2013.

Compararon esta información con datos sobre los contaminantes ambientales, el tiempo, el crimen, el estatus laboral, el tráfico, las rutinas de desplazamiento, además de varios desastres naturales y provocados por el hombre.

Los investigadores no encontraron ningún vínculo aparente entre el sexo de los bebés y los cambios en el tiempo, las estaciones, el crimen violento, el desempleo o los hábitos de desplazamientos.

Ni siquiera los desastres naturales importantes, como el huracán Katrina en 2005, parecieron tener ninguna influencia en el sexo de los bebés en las regiones afectadas.

Por otro lado, las sequías extremas y las tasas de muertes por el tráfico sí parecieron asociarse “de forma modesta” con cambios en las proporciones de los sexos, al igual que la exposición al letal tiroteo de 2007 en la Virginia Tech, anotaron los investigadores.

Significativamente, sucedió lo mismo con la exposición a unos niveles más altos de ciertas toxinas tanto en el aire como en el agua, sugirieron los hallazgos.

“Podemos estar casi seguros de que algunos factores ambientales subyacen a la proporción entre los sexos al nacer”, aseguró Rzhetsky.

Aunque los hallazgos sugieren un vínculo, no prueban causalidad, añadió.

Gareth Nye, profesor de la Escuela Médica de Chester de la Universidad de Chester, en Reino Unido, revisó los hallazgos.

“Aunque esta noticia es muy preocupante, siguen siendo asociaciones, no un hecho”, enfatizó. “Y debemos recordar que cada día nacen millones de bebés sanos, en todo el mundo, en una variedad de ambientes”.

Al mismo tiempo, Nye anotó que “cualquier cosa que comamos, bebamos o respiremos tiene el potencial de dañar a nuestros cuerpos”. Como tal, no resulta sorprendente que se haya mostrado que la contaminación provoca unas respuestas inesperadas en el cuerpo humano, observó.

“Durante el desarrollo temprano, debe ocurrir un gran número de procesos complejos en el momento correcto, de la forma correcta, para permitir un embarazo exitoso”, añadió Nye. “Aunque este hallazgo en particular es interesante, no resulta increíble”.

FUENTES: Andrey Rzhetsky, PhD, professor, medicine and human genetics, Institute for Genomics and Systems Biology, University of Chicago; Gareth Nye, PhD, lecturer, physiology, Chester Medical School, University of Chester, U.K.; PLOS Computational Biology, Dec. 2, 2021, online

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