Cambiar la mantequilla u otras grasas de la dieta que taponan las arterias por el aceite de oliva, que es saludable para el corazón, podría añadir años a su vida, afirman unos investigadores.
Las personas que consumen más de media cucharada de aceite de oliva al día son menos propensas a fallecer de enfermedad cardiaca, cáncer, enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer, o enfermedad pulmonar cuando se les compara con las personas que consumen una cantidad más baja de esta grasa saludable, encuentra un nuevo estudio.
Lo que pospone la muerte por enfermedad no es solo añadir aceite de oliva a la dieta, aclaró la autora del estudio, Marta Guasch-Ferre, científica investigadora del departamento de nutrición de la Facultad de Salud Pública T.H. Chan de la Universidad de Harvard. “Debemos prestar atención a la calidad de la dieta y al estilo de vida en general, y, conforme nuestros resultados, la clave sería añadir aceite de oliva a la dieta como sustituto de otras grasas menos saludables”.
El aceite de oliva es rico en antioxidantes, polifenoles y vitaminas saludables, y es una buena fuente de grasas monoinsaturadas que son saludables para el corazón. “Se podría especular que unos mecanismos relacionados con las propiedades antiinflamatorias y antioxidantes del aceite de oliva podrían haber tenido un rol en estos hallazgos”, planteó Guasch-Ferre.
El aceite de oliva también podrían ser un marcador de un estilo de vida más saludable. Las personas del estudio que consumían la mayor cantidad de aceite de oliva tenían una mayor actividad física, era menos probable que fumaran y comían más frutas y verduras que las personas que consumían menos aceite de oliva.
En el estudio, los investigadores analizaron datos de más de 90,000 personas del Estudio de salud de las enfermeras y el Estudio de seguimiento de los profesionales de la salud, que estaban libres de enfermedad cardiaca y cáncer cuando el estudio comenzó en 1990. Se dio seguimiento a estas personas durante 28 años. Cada cuatro años, se les preguntó con qué frecuencia comían ciertos alimentos, entre ellos grasas como la margarina, la mantequilla, la mayonesa, la grasa láctea y el aceite de oliva.
Cuando se les comparó con las personas que nunca consumían aceite de oliva, las personas que consumían más de media cucharada al día tenían un riesgo un 19 por ciento más bajo de morir de enfermedad cardiaca, un riesgo un 17 por ciento más bajo de morir de cáncer, un riesgo un 29 por ciento más bajo de morir de una enfermedad neurodegenerativa, y un riesgo un 18 por ciento más bajo de morir de enfermedad de los pulmones.
Los investigadores también desarrollaron unos modelos estadísticos para simular qué sucedería si la persona cambiara 3/4 de cucharada de margarina, mantequilla, mayonesa u otros aceites vegetales por aceite de oliva. Este cambio redujo las probabilidades de morir por todas las causas. Sustituir el aceite de oliva por otros aceites vegetales, como el aceite de canola, maíz, cártamo y soya no tuvo el mismo efecto, mostró el estudio.
Los hallazgos se publicaron en la edición del 11 de enero de la revista Journal of the American College of Cardiology.
Hay que responder a muchas preguntas sobre los beneficios de salud potenciales del aceite de oliva antes de que se puedan hacer recomendaciones amplias sobre su uso, escribió Susanna Larsson en un editorial publicado con el estudio. Larsson es epidemióloga del Instituto Karolinska en Estocolmo, Suecia.
Por ejemplo, preguntó Larsson, “¿Qué cantidad de aceite de oliva se requiere para que haya un efecto protector? ¿Los efectos protectores se confinan al aceite de oliva virgen extra o son el aceite de oliva refinado y otros aceites vegetales igual de beneficiosos?”.
Unas nutricionistas que no participaron en el nuevo estudio apuntaron que comer una dieta saludable y equilibrada es más importante que cualquier alimento en particular.
Lo que otorga estos beneficios de salud no es solo el aceite de oliva, sino que es probable que se trate de lo que acompaña al aceite de oliva o a lo que le da sabor, planteó Marion Nestle, profesora emérita de nutrición, estudios sobre los alimentos y salud pública de la Universidad de Nueva York.
“El aceite de oliva es parte de la dieta mediterránea clásica, que es saludable para el corazón”, anotó Nestle. Este estilo de alimentación incluye muchas frutas y verduras, granos integrales, frutos secos, semillas y proteínas magras, y contiene pocos alimentos procesados. “Nunca se trata de un solo alimento, en realidad se trata de los patrones dietéticos”, enfatizó.
El aceite de oliva tiene calorías, que se pueden acumular con rapidez, apuntó Nestle. Una cucharada de aceite de oliva contiene unas 120 calorías.
Esto tampoco es mucho aceite de oliva, aclaró Meghan McLarney, dietista de Nebraska Medicine, en Omaha. “Una ensalada típica en un restaurante contiene unas 4 cucharadas de aderezo”.
Reemplazar una grasa no es lo mismo que añadir una a la dieta, y hay formas fáciles de reemplazar la mantequilla y otras grasas de origen animal por aceite de oliva, aseguró.
“Si una receta incluye mantequilla, elimine la mita de la mantequilla y cámbiela por aceite de oliva”, aconsejó McLarne. “Esta mezcla es una magnifica forma de hacer la transición e introducir una grasa más saludable al mismo tiempo que mantiene el sabor”.
Cambiar la mantequilla o la margarina por aceite de oliva o aceite de oliva aromatizado puede añadir mucho sabor a los granos integrales, las verduras y las proteínas. “El aceite de oliva también se puede usar para hornear”, añadió.
FUENTES: Marta Guasch-Ferre, PhD, senior research scientist, Department of Nutrition, Harvard T. H. Chan School of Public Health, Boston; Marion Nestle, PhD, Paulette Goddard professor, nutrition, food studies, and public health, emerita, New York University, New York City; Meghan McLarney, RD, dietitian, Nebraska Medicine, Omaha; Journal of the American College of Cardiology, Jan. 11, 2022