Las mujeres jóvenes que han sobrevivido a un cáncer están en riesgo de sufrir problemas sexuales, por ejemplo pérdida de la libido e incomodidad, encuentra un nuevo estudio.
La calidad de la vida sexual de las sobrevivientes también se ve influida por el tipo de cáncer que experimentaron y la intensidad del tratamiento, encontraron los investigadores.
“Este es uno de los estudios basados en población de mayor tamaño sobre la función sexual que se ha llevado a cabo en mujeres jóvenes tras el cáncer”, comentó la autora principal, Lena Wettergren, profesora de ciencias de la atención de la Universidad de Uppsala, en Suecia.
El estudio, que se publicó en la edición del 30 de septiembre de la revista Acta Oncologica, fue realizado por investigadores suecos que encuestaron a 694 mujeres jóvenes de 18 a 39 años más o menos un año y medio tras un diagnóstico de cáncer. Las mujeres habían recibido el diagnóstico entre enero de 2016 y agosto de 2017, y fueron identificadas a través de unos registros oncológicos nacionales.
Más o menos la mitad tuvieron un cáncer de mama, y las demás habían sobrevivido a un cáncer ginecológico, a tumores del cerebro o al linfoma. Alrededor de un 53 por ciento recibieron un tratamiento que se calificó como de “muy” o “máximo” en cuanto a su intensidad o su extensión.
Se preguntó a las mujeres sobre sus vidas sexuales en el mes anterior en ocho áreas temáticas, entre ellas: la satisfacción, el interés, la incomodidad, el dolor durante la actividad sexual, y la capacidad de tener un orgasmo. También se preguntó a las pacientes los motivos por los que no tenían sexo con una pareja, así como sobre la imagen corporal y la angustia emocional.
Los autores del estudio compararon sus respuestas con las de una muestra aleatoria de 493 mujeres de 19 a 40 años que no habían tenido cáncer.
El equipo de la investigación encontró que las mujeres que habían sobrevivido al cáncer tenían el mismo nivel de actividad sexual que las que no tuvieron la enfermedad, alrededor de un 83 frente a un 87 por ciento, pero que una proporción significativamente más alta experimentaban dificultades con la intimidad.
Alrededor de un 45 por ciento reportaron una falta de interés en el sexo, un 34 por ciento reportaron que tenían problemas para alcanzar el orgasmo y un 22 por ciento reportaron problemas de satisfacción con su vida sexual.
Como comparación, las mujeres sin un diagnóstico de cáncer tenían un 32, un 28 y un 19 por ciento de probabilidades de reportar estos problemas, respectivamente.
“Nuestros resultados muestran que dos de cada tres mujeres experimentaban una disfunción sexual, y los problemas se relacionan con su tratamiento para el cáncer y la angustia emocional”, señaló Wettergren en un comunicado de prensa de la revista.
“Estos hallazgos subrayan la necesidad de evaluar la salud sexual de forma rutinaria en la atención y el seguimiento clínicos”, añadió. “Recomendamos el desarrollo de intervenciones específicas dirigidas a las mujeres, además de ofrecer consejería y otros tipos de ayuda”.
Alrededor de un 63 por ciento de las mujeres con antecedentes de cáncer reportaron al menos un problema sexual, lo que incluyó quejas sobre la incomodidad en la vulva. Otras reportaron resequedad vaginal.
Las mujeres mayores y las que tuvieron un cáncer de mama o ginecológico tenían un riesgo más alto de problemas relacionados con el sexo, encontraron los autores. Esto fue cierto en las pacientes que se sometieron a radiación y quimioterapia de dosis alta.
Sentirse poco atractiva fue otro factor clave vinculado con una falta de actividad sexual con una pareja. La angustia emocional y una percepción distorsionada sobre sus cuerpos tras el tratamiento para el cáncer se asociaron con una mayor disfunción sexual, encontró el estudio.
Más de medio millón de mujeres son diagnosticadas con un cáncer en la adultez temprana cada año, según el estudio.
Los investigadores, algunos de los cuales también provenían del Instituto Karolinska, en Suecia, instaron a los proveedores de atención de la salud a ofrecer respaldo para el bienestar sexual, como por ejemplo terapia de reemplazo hormonal (TRH), humectantes vaginales y consejería psicológica.
FUENTE: Acta Oncologica, news release, Sept. 30, 2022