Aunque existe un tratamiento no farmacológico y común para la fibrilación auricular, el procedimiento puede ser más problemático para las mujeres que para los hombres.
Un nuevo estudio buscó comprender mejor las diferencias en el tratamiento de los hombres y de las mujeres con FA, y sus autores pidieron que se haga más investigación para mejorar la calidad de vida de las pacientes de sexo femenino.
“Este estudio es un llamamiento para continuar los esfuerzos por mitigar el riesgo de estos procedimientos y continuar mejorando el perfil de seguridad de las mujeres”, comentó el Dr. James Freeman, profesor asociado de medicina (cardiología) de la Universidad de Yale en New Haven, Connecticut.
En el estudio, el equipo de Freeman dio seguimiento a casi 59,000 pacientes en un registro de la American College of Cardiology. Los pacientes fueron atendidos en uno de 150 centros de EE. UU. entre enero de 2016 y septiembre de 2020. La intención de los investigadores era analizar las diferencias sexuales en las complicaciones de la ablación con catéter.
La ablación con catéter usa tecnología para quemar o congelar con energía de radiofrecuencia, con el fin de inhibir las señales eléctricas que desencadenan la afección en las venas pulmonares.
En la última década, a medida que los cardiólogos han obtenido una mayor comprensión sobre las diferencias anatómicas de las mujeres (por ejemplo, el tamaño), la seguridad del procedimiento ha mejorado.
Por ejemplo, ahora muchos centros médicos usan ultrasonido en lugar de simplemente buscar un pulso para ubicar los catéteres de forma más precisa.
Para prevenir la perforación del corazón, ahora los catéteres se diseñan para permitir a los cardiólogos sentir cuánta fuerza se está usando en la ablación. Actualmente, los médicos también son más conscientes de las diferencias sexuales en las dosis adecuadas de anticoagulantes para las mujeres en el momento del procedimiento.
Al analizar las tasas generales de eventos adversos, las tasas de eventos adversos importantes y de hospitalizaciones largas de los pacientes, los investigadores encontraron que los hombres tendían a experimentar una FA persistente.
Pero las mujeres tendían a entrar y salir de la fibrilación auricular, al mismo tiempo que tenían más síntomas como palpitaciones cardiacas, dolor de pecho, fatiga y mareo.
Las mujeres tendían a ser mayores cuando recibían el procedimiento, y habían experimentado una calidad de vida significativamente más baja.
“Esto sugiere que quizá haya una oportunidad para que los cardiólogos traten a las mujeres antes en el curso de la enfermedad que ahora”, planteó Freeman en un comunicado de prensa de la Yale.
Las mujeres también tenían más probabilidades de experimentar una variedad de complicaciones tras la ablación, entre ellas una efusión pericárdica, que ocurre cuando el corazón se perfora y se acumula sangre a su alrededor. Puede resultar letal. También era más probable que experimentaran unas frecuencias cardiacas lentas que requirieran un marcapasos permanente.
Además, era más probable que el nervio frénico estuviera lesionado. Esto puede paralizar el diafragma y provocar dificultades respiratorias.
Las mujeres también eran más propensas a tener una lesión vascular y sangrado en el área adyacente de la ingle que requiriera una cirugía. Tenían una mayor acumulación de fluido en los pulmones, lo que puede provocar falta de aliento o insuficiencia cardiaca. Su tratamiento requiere medicamentos para eliminar el fluido, y alarga la estadía en el hospital.
“Una de las mayores ventajas de nuestro estudio, en comparación con estudios anteriores, es que pudimos observar muchos eventos adversos específicos que no se habían estudiado bien antes”, aseguró Freeman.
“Hay una oportunidad real de minimizar la utilización de los recursos de salud”, añadió. “Si un número significativo de mujeres tienen que quedarse en el hospital un día adicional, no es algo insignificante”.
Freeman espera que los hallazgos ayuden a los cardiólogos a hacer que el procedimiento sea incluso más seguro para las mujeres. Planifica seguir estudiando estas diferencias con el tiempo, para monitorizar el progreso.
“A pesar de la concienciación sobre las complicaciones de la ablación, seguimos viendo complicaciones persistentes”, añadió. “Una y otra vez, estos procedimientos mejoran la calidad de vida y la carga de síntomas de los pacientes. Pero debemos continuar nuestros esfuerzos por mitigar el riesgo”.