Más de mil millones de jóvenes corren el riesgo de perder la audición por escuchar música a todo volumen en los conciertos y usar auriculares y otros dispositivos personales de escucha, sugiere un nuevo estudio.
“Existe una necesidad urgente de que los gobiernos, la industria y la sociedad civil den prioridad a la prevención de la pérdida auditiva global mediante la promoción de prácticas auditivas seguras”, dijeron los autores del estudio en un comunicado de BMJ Global Healthnews.
Los investigadores incluyen a Lauren Dillard, del departamento de cirugía de cabeza y cuello de otorrinolaringología de la Universidad Médica de Carolina del Sur, en Charleston.
Para el estudio, Dillard y sus colegas calcularon la cantidad de personas en riesgo midiendo la prevalencia de prácticas de escucha inseguras entre adolescentes y adultos jóvenes.
Los investigadores utilizaron 33 estudios que tenían datos sobre más de 19 000 participantes, de 12 a 34 años de edad. Diecisiete de los estudios se centraron en dispositivos de escucha personal (PLD, como teléfonos inteligentes, auriculares y audífonos) y 18 se basaron en lugares de entretenimiento ruidosos.
Con una población mundial en ese grupo de edad de 2800 millones y la prevalencia del uso de PLD y la asistencia a lugares de entretenimiento ruidosos que van del 24 % al 48 %, los investigadores estimaron que entre 670 y 1350 millones de adolescentes y jóvenes corren el riesgo de perder la audición .
Los teléfonos inteligentes, los auriculares y los audífonos son problemáticos debido a los niveles de sonido precarios y no regulados. La mayoría de los usuarios suelen elegir volúmenes de hasta 105 dB, mucho más altos que los niveles generalmente considerados seguros, dijeron los investigadores.
Los niveles seguros son 80 dB para adultos y 75 dB para niños, según investigaciones anteriores. El volumen promedio de un lugar de entretenimiento oscila entre 104 y 112 dB, anotaron los autores del estudio.
Hubo algunas limitaciones en la investigación. Los numerosos estudios revisados variaron en diseño sin una metodología estandarizada. La estimación tampoco tuvo en cuenta los cambios recientes en las políticas sobre escucha segura en algunos países o regiones.
Fuente: BMJ
