Ante el ataque legal continuo y generalizado contra los derechos de las personas transgénero, que amenaza con privar del acceso a aspectos críticos de la atención de salud trans, dos nuevos estudios sugieren que la atención médica de afirmación de género es un tratamiento que salva vidas entre quienes la necesitan.
Un estudio encuentra que cuando los hombres transgénero reciben un acceso inmediato a la terapia de hormonas/testosterona como parte de un plan de tratamiento de afirmación de género, su salud mental mejora de forma notable. Otro encuentra que cuando los adolescentes trans inician la terapia hormonal, raras veces se arrepienten de su decisión, si es que alguna vez lo hacen.
“La terapia hormonal de afirmación de género es un tratamiento hormonal para armonizar las características físicas (por ejemplo, el vello facial, los cambios en la masa muscular o la grasa corporal) con la identidad de género de un individuo”, explicó el autor del estudio, Brendan Nolan, un endocrinólogo que trabaja en Austin Health en Melbourne, Australia.
“Para las personas que desean la ‘masculinización’, esto implica las mismas dosis y tipos de testosterona que se utilizan para tratar a los hombres cisgénero [cuando el sexo de nacimiento de una persona concuerda con su identidad de género] con una testosterona baja”, añadió Nolan, que está realizando su doctorado en la Universidad de Melbourne.
En el estudio, el equipo de Nolan monitorizó cómo les iba a 64 hombres transgénero adultos a lo largo de un periodo de tres meses. Todos deseaban iniciar el tratamiento con testosterona de inmediato. Pero solo se les permitió a la mitad. A la otra mitad se les pidió que se apuntaran en una lista de espera estándar de tres meses.
“Encontramos que las personas que recibieron un acceso más temprano a la testosterona tuvieron unas reducciones significativas en la disforia de género, la depresión y la ideación suicida, en comparación con las personas que iniciaron la testosterona tres meses después”, señaló. La disforia de género describe el sufrimiento que puede surgir cuando el género asignado de la persona al nacer no concuerda con su identidad de género real.
Mientras que 21 de los pacientes en el grupo de tratamiento inmediato habían estado pensando en suicidarse antes de la terapia de testosterona, esta cifra se desplomó a apenas 11 pacientes en un plazo de tres meses, una reducción de un 52 por ciento. Como comparación, apenas un paciente del grupo de la lista de espera dejó de tener ideación suicida en el mismo periodo, lo que representó una mejora de solo un 5 por ciento.
Los que obtuvieron un acceso rápido al tratamiento con testosterona también experimentaron un alivio rápido y amplio del sentimiento abrumador de incomodidad que caracteriza a la disforia de género.
Nolan y sus colegas presentaron sus resultados el fin de semana pasada en la reunión anual de la Sociedad Endocrina (Endocrine Society), en Chicago.
Los hallazgos del equipo australiano salen en medio de un empuje en el esfuerzo conservador por destruir el acceso a la atención de afirmación de género, y la atención de salud transgénero en general.
Según la Unión Americana de Libertades Civiles (American Civil Liberties Union, ACLU), ahora hay unos 500 proyectos de ley contra la comunidad LGBTQ en consideración, sobre todo en estados muy republicanos o con simpatías republicanas.
De estos, 130 proyectos de ley se enfocan específicamente en esfuerzos por hacer que la atención de la salud (en particular la atención de la salud trans) sea muy difícil de obtener, o del todo ilegal.
Entre estas iniciativas hay leyes para prevenir que los pacientes trans accedan a la atención cubierta por Medicaid, leyes que buscan eliminar toda la cobertura de seguro específica para la atención médicamente necesaria de los pacientes trans, leyes diseñadas de forma específica para prohibir toda la atención de afirmación de género para los jóvenes trans, y leyes que buscan bloquear la financiación de los centros que provean este tipo de atención.
El Rastreador de Legislación Trans (Trans Legislation Tracker) anota que 20 proyectos de ley de este tipo en realidad ya se han convertido en leyes en Arizona, Florida, Georgia, Iowa, Idaho, Indiana, Luisiana, Mississippi, Missouri, Montana, Dakota del Norte, Nebraska, Oklahoma, Dakota del Sur, Tennessee, Texas, Utah y Virginia Occidental.
Pero otro estudio presentado en la reunión de la Sociedad Endocrina abordó una idea que con frecuencia plantean los grupos implicados en esfuerzos por eliminar el acceso a la atención trans: que es probable que muchos adolescentes que inician la terapia hormonal luego se arrepientan de su decisión.
En este caso, un equipo dirigido por el Dr. Vin Tangpricha, de la Universidad de Emory, en Atlanta, pasó varios años monitorizando la adherencia a la terapia entre 82 adolescentes transgénero y con inconformidad de género, todos los cuales iniciaron la terapia hormonal de afirmación de género (de estrógeno o de testosterona) en algún momento entre 2016 y 2019.
El resultado es que, durante un periodo de tratamiento que duró casi dos años en promedio, apenas tres pacientes al final pararon la terapia hormonal, de un grupo de 36 chicas trans, 45 chicos trans y un adolescente no binario.
De hecho, ni un solo adolescente volvió a identificarse con su género de nacimiento. De los tres que pararon el tratamiento hormonal, uno paró debido a problemas de seguro, otro paró para tener un bebé, y uno paró para cambiarse a un estatus no binario.
“En el 2 por ciento de las personas que descontinuaron la terapia hormonal, la gran mayoría no la descontinuaron debido a un cambio en la identidad de género”, anotó Tangpricha. “La descontinuaron debido a una preferencia personal o a algún otro problema médico. La inmensa mayoría de las personas transgénero y de género diverso que buscan terapia hormonal de afirmación de género continúan con estas terapias. Esto indica que estas identidades de género son persistentes y sostenidas”.
En otras palabras, las preocupaciones de que los menores de edad que inician una atención de afirmación de género puedan acabar arrepintiéndose de su decisión podría en gran medida carecer de fundamento.
El Dr. Jack Turban, director del programa de psiquiatría de género de la Universidad de California, en San Francisco, sugirió que, en cada estudio, los hallazgos refuerzan el consenso médico prevalente.
“Las intervenciones médicas de afirmación de género ayudan a las personas a armonizar sus cuerpos con sus identidades de género, lo que puede ayudar a aliviar la aflicción”, explicó Turban.
Los adolescentes que tienen dificultades con la disforia de género han podido acceder a la atención de afirmación de género durante varias décadas, anotó, “y los adultos durante muchas décadas más”.
Los hallazgos del estudio australiano “concuerdan en gran medida con la abundante literatura que ya existía, que vinculaba a estas intervenciones con unos mejores resultados de salud mental”, señaló Turban.
“Los hallazgos de que la inmensa mayoría de los jóvenes trans no cambian de opinión respecto a las intervenciones médicas de afirmación de género también concuerdan con investigaciones anteriores”, añadió.
Las investigaciones presentadas en reuniones médicas se deben considerar preliminares hasta que se publiquen en una revista revisada por profesionales.