Ver televisión en exceso en la niñez conduce a un riesgo más alto de síndrome metabólico a los 45 años, encuentra un nuevo estudio a largo plazo.
“Lo que de verdad es importante de esto es que incluso si estos niños sedentarios decidieron en algún momento, por ejemplo en la veintena, que querían ser activos, seguían teniendo un mayor riesgo metabólico a los 45 años. Entonces, la conclusión es que los niños que eran sedentarios tienen un riesgo de problemas de la salud a una edad posterior”, advirtió la Dra. Colleen Kraft, pediatra del Hospital Pediátrico de Los Ángeles y profesora de la Facultad de Medicina Keck de la Universidad del Sur de California.
Ver televisión de forma frecuente de los 5 a los 15 años fue el factor contribuyente más significativo al síndrome metabólico, según el estudio. Un punto notable es que los hallazgos fueron independientes de los hábitos televisivos en la adultez.
Los expertos plantean que también es importante tomar en cuenta la evolución en la tecnología desde que este estudio comenzó.
“Lo alarmante de esto es, ¿qué vemos que sucede ahora, en comparación con hace 45 años? Niños con teléfono, tabletas o computadoras, que pasan gran parte del día frente a pantallas y que de verdad no son activos”, comentó Kraft, que no participó en el estudio. “Estamos ante una avalancha de problemas de salud en un futuro si no nos enfocamos en los niños y les damos oportunidades para ser activos”.
La pandemia reciente de COVID-19 solo empeoró los estilos de vida sedentarios, lamentó el Dr. Scott Krakower, un psiquiatra infantil de Northwell Health, en Nueva York, que tampoco participó en el estudio.
“Durante la COVID, obviamente las personas estaban confinadas, no podían hacer cosas, pero también hubo una transformación digital, en que hacíamos cosas con las pantallas que nunca habíamos podido hacer antes”, señaló. “Me preocupa que las personas no salgan de casa lo suficiente, que no salgan al aire libre, que de algunas formas se hayan aislado incluso más en las comodidades de su hogar”.
El estudio observó a más de 1,000 participantes que nacieron en 1972 o 1973 en Nueva Zelanda. Se registró el tiempo que pasaban viendo televisión en los días de semana cuando tenían 5, 7, 9, 11, 13, 15 y 32 años. Ver más televisión en la niñez se asoció con una peor aptitud cardiorrespiratoria y un índice de masa corporal (IMC) más alto a los 45 años, y con unas mayores probabilidades de síndrome metabólico.
El estudio no prueba que un exceso de tiempo frente a las pantallas provoque el síndrome metabólico, aclararon los autores, dirigidos por el Dr. Robert Hancox, de la Facultad de Medicina de Dunedin de la Universidad de Otago. Pero el vínculo es plausible, apuntaron los investigadores, que anotaron que el tiempo frente a las pantallas reduce la actividad física, que se vincula con una mejor salud. Al mismo tiempo, es probable que los niños inactivos consuman bebidas azucaradas y refrigerios ricos en grasa.
El tiempo en exceso frente a las pantallas no es malo para los niños solo en términos de la salud física. Hace unos meses este año, el Cirujano General de EE. UU. emitió un aviso en que advertía que las redes sociales, una actividad preferida de los jóvenes, pueden tener un impacto negativo en su salud mental y en desarrollo del cerebro.
“Veo que hay muchos más niños en estas plataformas de redes sociales. No pueden alejarse de las pantallas, y de verdad tiene un impacto en su autoestima general, sobre todo con los dispositivos de juegos y redes sociales”, dijo Krakower.
“De algunas formas, los mantiene sociales, los mantiene conectados. No se debe limitar a un niño del todo, porque es muy importante para su propio crecimiento y maduración emocionales”, aclaró. “Pero por otro lado, lo que diría es que puede tener muchos impactos negativos en su autoestima y crecimiento. Porque están sentados en casa, no están afuera”.
¿Qué pueden hacer los padres para garantizar que sus hijos tengan unas vidas largas y sanas, independientes de sus dispositivos?
“Como padres, lo más importante para mantener a sus hijos activos es que hay que encontrar lugares donde puedan jugar, y con frecuencia deben ser activos con ellos”, aconsejó Kraft.
“Esto significa llevarlos al parque. Significa bailar con ellos. Significa salir con ellos a montar bicicleta o dar paseos con ellos. Los niños modelarán lo que los padres hacen. Si un padre es activo, ese niño será activo. Y de verdad limiten el tiempo frente a las pantallas”, añadió Kraft.
El estudio se publicó en la edición en línea del 24 de julio de la revista Pediatrics.