La transmisión fecal-oral podría ser parte del cuadro clínico de COVID-19, según dos informes publicados en Gastroenterology.
Los investigadores encontraron que el ácido ribonucleico (ARN) y las proteínas del SARS-CoV-2, la causa viral de COVID-19, se eliminan en las heces de manera temprana en la infección y persisten después de que los síntomas respiratorios disminuyen.
Sin embargo, el descubrimiento es preliminar. “Hay evidencia del virus en las heces, pero no hay evidencia de que el virus sea infeccioso”, dijo a Medscape Noticias Médicas el Dr. David A. Johnson, profesor de medicina y jefe de gastroenterología de Eastern Virginia School of Medicine en Norfolk, Estados Unidos.
Los hallazgos no son del todo inesperados. Los coronavirus SARS-CoV y MERS-CoV, se eliminan en las heces, según uno de los artículos recientemente publicados por el Dr. Jinyang Gu, de la Facultad de Medicina de Shanghai Jiao Tong University en Shanghai, China, y sus colaboradores.[1]
Además, a medida que COVID-19 se extendió más allá de China, los médicos comenzaron a notar síntomas iniciales leves gastrointestinales en algunos pacientes, como diarrea, náuseas, vómitos y dolor abdominal, que precedieron a la característica fiebre, tos seca y disnea. El primer paciente diagnosticado en Estados Unidos con COVID-19 informó haber tenido 2 días de náuseas y vómitos, y según el informe se detectó ácido ribonucleico viral en muestras fecales y respiratorias.[3]
Gu y sus colaboradores advierten que las investigaciones iniciales probablemente consideraron los casos que se manifestaron inicialmente solo como síntomas gastrointestinales leves.
Aunque los primeros informes indicaron que solo alrededor del 10% de las personas con COVID-19 tenían síntomas gastrointestinales, no se sabe si algunas personas infectadas tienen solo síntomas gastrointestinales, dijo el Dr. Johnson.
Las manifestaciones gastrointestinales son consistentes con la distribución de los receptores de la enzima convertidora de angiotensina 2, que sirven como puntos de entrada para el SARS-CoV-2, así como el SARS-CoV-1, que causa el síndrome respiratorio agudo grave (SARS). Los receptores son más abundantes en las membranas celulares de las células pulmonares alveolares de tipo 2 (AT2), así como en los enterocitos en el íleo y el colon.
“En conjunto, se deben hacer muchos esfuerzos para estar en alerta sobre los síntomas digestivos iniciales de COVID-19 para hacer tempranamente: detección, diagnóstico, aislamiento e intervención”, concluyeron Gu y sus colaboradores.
Pero el Dr. Johnson advirtió que “los gastroenterólogos no son los que manejan el diagnóstico de COVID-19. Se diagnostica como una enfermedad respiratoria, pero estamos viendo una transmisión concomitante en la mucosa gastrointestinal, tanto en heces como en saliva y síntomas gastrointestinales”.
Estudio con muestras de 73 pacientes
En el segundo artículo publicado, el Dr. Fei Xiao, de Sun Yat-sen University en la provincia de Guangdong, China, y sus colaboradores informan que detectaron ácido ribonucleico viral en muestras orales, nasales, faríngeas y fecales de 73 pacientes hospitalizados durante las primeras 2 semanas de febrero.[2]
De los 73 pacientes hospitalizados, 39 (53,24%; 25 hombres y 14 mujeres) tenían ácido ribonucleico viral en las muestras fecales, presentes en 1 a 12 días. Diecisiete (23,29%) de los pacientes siguieron teniendo ácido ribonucleico viral en las muestras fecales después de que los síntomas respiratorios habían mejorado.
Un paciente fue sometido a endoscopia. No hubo evidencia de daño en el epitelio gastrointestinal, pero los médicos detectaron niveles ligeramente elevados de linfocitos y células plasmáticas.
En la investigación se utilizó microscopio confocal de escaneo láser para analizar las muestras tomadas durante la endoscopia. Encontraron evidencia de receptores de la enzima convertidora de angiotensina 2 y proteínas nucleocápsides virales en las células epiteliales glandulares gástricas, duodenales y rectales.
Encontrar evidencia de SARS-CoV-2 a lo largo de todo el sistema gastrointestinal, si no indica que es directamente infeccioso, sugiere una ruta de transmisión fecal-oral, concluyen los investigadores.
“Los datos de la inmunofluorescencia mostraron que la proteína de la enzima convertidora de angiotensina 2, un receptor celular para el SARS-CoV-2, se expresa abundantemente en las células glandulares de los epitelios gástrico, duodenal y rectal, lo que respalda la entrada de SARS-CoV-2 en las células huésped”.
La detección de ácido ribonucleico viral en diferentes momentos de la infección sugiere que los viriones se secretan continuamente y, por lo tanto, es probable que sean infecciosos, lo que se está investigando. “La prevención de la transmisión fecal-oral debe tomarse en cuenta para controlar la propagación del virus”, escriben.
Las recomendaciones actuales no requieren que las muestras fecales de los pacientes sean analizadas antes de ser consideradas no infecciosas. Sin embargo, dados sus hallazgos y la evidencia de otros estudios, Xiao y sus colaboradores recomiendan que se agregue a los protocolos actuales las pruebas de reacción en cadena de polimerasa con transcriptasa inversa en tiempo real (rRT-PCR).
El Dr. Johnson ofrece algunas sugerencias prácticas basadas en la higiene del baño que da a los pacientes que se enfrentan a la transmisión fecal en la infección por Clostridium difficile.
“Para combatir la microaerosolización de las esporas de C. diff, indico a los pacientes hacer un lavado bactericida completo de la taza del inodoro, así como limpieza de superficies y especialmente los cepillos de dientes”.
Mantener el inodoro cerrado cuando no está en uso también es importante para prevenir la “transmisión de desechos fecales-orales” de las heces, agregó el médico.
Los nuevos artículos se suman a otros reportes que sugieren que las gotas que portan el virus pueden llegar a las personas de varias maneras, dijo el Dr. Johnson. “Quizás el virus no solo se transmite por la tos o el estornudo”.
¿Qué deben decir los gastroenterólogos a los pacientes sobre COVID-19? [4]
Primero, esta es un área en rápida evolución con nueva información que emerge diariamente. Por lo tanto, deben verificar periódicamente las recomendaciones de las principales organizaciones de salud nacionales e internacionales, como Centers for Disease Control and Prevention (CDC) o la Organización Mundial de la Salud (OMS), es la forma más importante para que tanto los pacientes como los médicos se mantengan informados con información confiable.
En segundo lugar, es importante darse cuenta de que la mayoría de los casos (80%) tienen sintomatología leve, la tasa de mortalidad por COVID-19 es menor que los brotes de coronavirus anteriores, y la proporción de casos graves/fatales puede ser una sobreestimación ante el subreporte de casos leves o asintomáticos.
En tercer lugar, actualmente no hay recomendaciones específicas para personas con tratamiento inmunosupresor, incluyendo pacientes con enfermedad inflamatoria intestinal. La investigación ha encontrado que las infecciones virales son más probables en pacientes bajo tratamiento con inmunomoduladores (como 6-mercaptopurina y azatioprina) que aquellos con biológicos, pero no está claro si esto puede extenderse a COVID-19. En este momento, no se aconseja que los pacientes con enfermedad inflamatoria intestinal (u otros bajo tratamiento inmunosupresor, como aquellos con hepatitis autoinmune, etc.) suspengan sus medicamentos, ya que el riesgo de un brote de su enfermedad supera la posibilidad de infección por SARS-CoV-2.
Cuarto, los médicos deben tomar las preocupaciones de los pacientes sobre COVID-19 como una oportunidad para revisar su cartilla de vacunación, especialmente contra la influenza, que actualmente presenta un riesgo significativamente mayor.
Por último, las mejores medidas para disminuir el riesgo de contraer SARS-CoV-2 incluyen las prácticas estándar contra cualquier enfermedad viral: buena higiene de manos, etiqueta respiratoria, evitar tocar la cara, evitar contacto cercano con personas con síntomas respiratorios y quedarse en casa si se presentan síntomas de infección respiratoria.
Fuente:
Gu J, Han B, Wang J. COVID-19: Gastrointestinal Manifestations and Potential Fecal-Oral Transmission. Gastroenterology. 3 Mar 2020. doi: 10.1053/j.gastro.2020.02.054. PMID: 32142785. Fuente
Xiao F, Tang M, Zheng X, Liu Y, Li X, Shan H. Evidence for gastrointestinal infection of SARS-CoV-2. Gastroenterology. 3 Mar 2020:S0016-5085(20)30282-1. doi: 10.1053/j.gastro.2020.02.055. PMID: 32142773. Fuente
Holshue ML, DeBolt C, Lindquist S, Lofy KH, y cols.; Washington State 2019-nCoV Case Investigation Team. First Case of 2019 Novel Coronavirus in the United States. N Engl J Med. 5 Mar 2020;382(10):929-936. doi: 10.1056/NEJMoa2001191. PMID: 32004427. Fuente
Ungaro RC, Sullivan T, Colombel JF, Patel G. What Should Gastroenterologists and Patients Know About COVID-19? Gastroenterology. 17 Mar 2020. doi: 10.1016/j.cgh.2020.03.020. Fuente