Algunas mujeres son susceptibles a las lesiones del cuello uterino provocadas por la infección, lo que aumenta su riesgo de cáncer de cuello uterino.
Ahora, una nueva revisión encuentra que es posible que, durante la cirugía para extirpar las lesiones del cuello uterino precancerosas, una inyección de la vacuna contra el VPH pudiera ayudar a prevenir lesiones futuras.
Aunque los hallazgos muestran mucho potencial, los investigadores enfatizaron que todavía se necesita una investigación más rigurosa.
“Es muy importante producir estas evidencias, porque cuando se intenta introducir una vacuna como política de salud pública, hay que ser capaz de contar con unos datos inmensos y eficacia y rentabilidad”, planteó la autora del estudio, la Dra. Maria Kyrgiou, cirujana asesora de ginecología y oncología ginecológica del Centro de Cáncer Ginecológico de West London. “Pienso que intentar introducir la vacuna en esta población es un paso muy importante”.
En la revisión, el equipo de la investigación analizó 18 estudios, entre ellos dos que fueron ensayos aleatorios controlados, 12 estudios observacionales y cuatro reevaluaciones de datos. El tiempo promedio de seguimiento fue de tres años.
En general, los hallazgos mostraron que el riesgo de recurrencia de una enfermedad preinvasiva de alto grado se redujo en un 57 por ciento en las pacientes que se vacunaron durante la cirugía, en comparación con las que no recibieron la vacuna.
Se vieron unos resultados incluso más positivos cuando se observaron los dos tipos de alto riesgo del VPH, conocidos como VPH 16 y VPH 18, en que las pacientes experimentaron una reducción de un 74 por ciento en las lesiones precancerosas.
Los hallazgos no son definitivos debido a la escasez de datos, la posibilidad de sesgos y la calidad de la evidencia revisada, anotaron los autores.
El virus del VPH puede provocar cánceres de cuello uterino, pero también de la vulva, la vagina, el pene o el ano, según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de EE. UU. También puede provocar cáncer orofaríngeo en la parte posterior de la garganta, lo que incluye a la base de la lengua y las amígdalas, y verrugas genitales.
La vacunación tiene una alta efectividad para la prevención de las lesiones. Por eso se ofrece a chicas y chicos más o menos a los 11 años, para proteger de la infección futura.
Kyrgiou dijo que su equipo está trabajando para comprender por qué el virus persiste en algunas mujeres, mientras que la mayoría pueden eliminarlo.
“Esto parece tener un motivo multifactorial, pero cualquiera que sea el motivo que no comprendemos del todo en este momento, estas mujeres nos han probado que son una población con un riesgo particularmente alto. No han eliminado el virus y también han desarrollado un precáncer de alto grado”, apuntó Kyrgiou.
Los hallazgos se publicaron en la edición del 3 de agosto de la revista BMJ.
Una ginecóloga estadounidense que NO participó en el estudio siente un optimismo cauto.
“Pienso que es muy interesante. De verdad estoy de acuerdo con sus conclusiones, que los datos son interesantes, sugerentes, pero no concluyentes”, observó la Dra. Linda Eckert, profesora de obstetricia y ginecología de la Universidad de Washington.
“Creo que hace mucho que pensamos y esperamos que quizá la vacuna contra el VPH mejore los anticuerpos lo suficiente como para reducir la recurrencia. Y de verdad nos encantaría que fuera verdad, sobre todo en los grupos con un riesgo muy alto, pero es un estudio difícil de realizar, y no se han hecho estudios definitivos”, lamentó Eckert.
Planteó que estos casos de riesgo alto podrían tener varios motivos.
Ciertos tipos de VPH, como el VPH 16 y el VPH 18, son más propensos a hacer que las células del cuello uterino se vuelvan precancerosas, apuntó Eckert.
El sistema inmunitario de una persona también podría tener un rol, al no eliminar la infección, por ejemplo cuando alguien toma medicamentos que suprimen al sistema inmunitario. Alguien con VIH también podría tener muchas más dificultades para eliminar la infección.
Las coinfecciones también podrían tener un rol, por ejemplo la tricomoniasis de transmisión sexual, que es provocada por un parásito.
“Todas estas cosas hacen que realizar un estudio como este sea bastante difícil”, anotó Eckert.
Si unos ensayos futuros encuentran que la vacunación en el momento de la cirugía sí funciona, sería “una magnífica herramienta para añadir a la capacidad de tratar el precáncer, que permitiría que más personas vivan más sin recurrencias”, afirmó.
Eckert aseguró que le gustaría ver un ensayo aleatorio prospectivo en que personas que tengan unas células de cuello uterino anómalas debido al VPH 16 o al VPH 18 reciban análisis de sangre para determinar el nivel de anticuerpos en su sangre, y que entonces se vacunen o no se vacunen durante la cirugía.
Entonces, los investigadores podrían seguir a las pacientes usando los estándares de atención usuales, para ver si hay diferencias. Lo ideal sería que estas pacientes también estén inmunocomprometidas, apuntó Eckert.
La igualdad en las vacunas también es importante, indicó, dado que la vacuna contra el VPH no está fácilmente disponible en la mayor parte del mundo. Un área donde la vacuna sería beneficiosa es África subsahariana.
“Estos resultados son muy alentadores”, añadió Eckert. “También plantean la necesidad de una mayor igualdad respecto a la vacuna”.