Los investigadores encontraron que utilizar cigarrillos electrónicos resultó en menos intentos exitosos que otras ayudas para la cesación del tabaquismo. Y, añadieron, los usuarios de cigarrillos electrónicos no fueron menos propensos a recaer que los que no los utilizaron.
“Pienso que la imagen de que los cigarrillos electrónicos como lo que va a ayudar a todo el mundo a dejar de fumar se ha empañado”, comentó el autor del estudio, John Pierce, profesor emérito de la Facultad de Salud Pública y Ciencias de la Longevidad Humana Herbert Wertheim de la Universidad de California, en San Diego. “Solo reemplazar la fuente de nicotina no es la clave de esto”.
Anotó que la mayoría de los fumadores que probaron los cigarrillos electrónicos para dejar de fumar no usaron líquido para vapear alto en nicotina. No se sabe si hacerlo mejoraría la tasa de abandono del tabaquismo, pero es algo que los investigadores están estudiando.
En octubre de 2021, la FDA autorizó la venta de una popular marca de cigarrillos electrónicos, afirmando que puede ayudar a los adultos a dejar de fumar cigarrillos tradicionales.
Pierce comentó que no está seguro de cuáles evidencias la FDA está aceptando como prueba de que los cigarrillos electrónicos ayudan a las personas a dejar de fumar, dado el resultado de este estudio.
Dejar de fumar no es fácil, anotó.
“Dejar de fumar es lo más difícil que algunas personas pueden hacer. Las tasas de éxito de los intentos de abandonar el hábito no han cambiado en 30 años”, apuntó Pierce. “En realidad todavía no tenemos ninguna forma buena y exitosa de lograrlo… la motivación tiene que ser suficientemente alta. Todo se trata del nivel de motivación”.
En el estudio, Pierce y sus colaboradores recolectaron datos de más de 3,500 fumadores que intentaron dejar de fumar, y de más de 1,300 que en realidad lo lograron como parte de PATH (por las siglas en inglés de Estudio de evaluación poblacional del tabaco y la salud).
Se preguntó a los participantes qué utilizaron para intentar de dejar de fumar, lo que incluyó a los cigarrillos electrónicos, los parches de nicotina, los chicles, los inhaladores, los aerosoles nasales, las pastillas o tabletas, otros productos de tabaco, o los fármacos Chantix (vareniclina), Wellbutrin o Zyban (bupropión). Se preguntó a los usuarios de cigarrillos electrónicos cuánta nicotina había en sus líquidos para vapear.
Se dio seguimiento a los participantes durante al menos 12 meses.
En 2017, más de un 12 por ciento de los que habían intentado dejar de fumar recientemente dijeron que utilizaron cigarrillos electrónicos, solos o con otros productos. Alrededor de un 2.5 por ciento apuntaron que habían utilizado otros productos de tabaco.
Más o menos un 21 por ciento utilizaron reemplazos de la nicotina o uno de los medicamentos, y un 64 por ciento simplemente dejaron de fumar, sin ningún sustituto.
Entre los exfumadores, más de un 15 por ciento cambiaron a los cigarrillos electrónicos, y un 16 por ciento dijeron que usaban otros productos de tabaco. Los demás no usaron nada, encontraron los investigadores.
Entre los usuarios de cigarrillos electrónicos, alrededor de una cuarta parte usaron líquidos para vapear con una concentración de nicotina de un 4 por ciento o más. En 2019, el número de exfumadores que cambiaron a los cigarrillos electrónicos aumentó a un 22 por ciento, y algunos usaban líquidos para vapear con un alto contenido de nicotina, dijo Pierce.
Los que usaron cigarrillos electrónicos para dejar de fumar antes de 2017 fueron menos propensos a haber tenido éxito en 2019 que los que no usaron nada: un 10 frente a un 19 por ciento. Los cigarrillos electrónicos se vincularon con 7 personas menos que dejaron de fumar con éxito por cada 100 personas que intentaron dejar de fumar, en comparación con otras ayudas farmacológicas, apuntaron los investigadores.
Los cigarrillos electrónicos tampoco redujeron las probabilidades de recaída, en comparación con los fumadores que no vapeaban. Casi un 60 por ciento de los exfumadores que usaban cigarrillos electrónicos a diario habían vuelto a los cigarrillos tradicionales en 2019, encontraron los investigadores.
“Los datos sobre los cigarrillos electrónicos como herramienta para dejar de fumar nunca han sido fuertes”, comentó el Dr. David Hill, vocero médico de la Asociación Americana del Pulmón (American Lung Association). “Entonces, este estudio confirma que no son una gran herramienta para que la gente deje de fumar”.
La mejor forma de dejar de fumar no es hacerlo solo, sino trabajar con un médico y un consejero, planteó Hill, que no participó en el estudio.
“Es poco probable que se deje de fumar con éxito sin ese tipo de atención integral”, aseguró Hill.
Pero, añadió, cualquiera puede dejar de fumar si de verdad lo desea.
“Raras veces me he encontrado con alguien que de verdad se haya decidido a dejarlo a quien no se pueda ayudar a lograrlo”, dijo Hill. “A veces, conlleva múltiples intentos y una variedad de métodos distintos”.
En cuanto al vapeo, a Hill no le convence.
“El problema de los cigarrillos electrónicos es que siguen siendo un producto de combustión de nicotina, y nuestros pulmones no están diseñados para inhalar productos calentados”, advirtió Hill. Los efectos a largo plazo del uso continuo de los cigarrillos electrónicos no están claros, añadió, porque no han estado disponibles el tiempo suficiente.
Mas de un 25 por ciento de los estudiantes de secundaria vapean, lamentó Hill. Aseguró que los fabricantes están enganchando a una nueva generación, en lugar de lograr que las personas adictas dejen estos productos.
Los hallazgos se publicaron en la edición en línea del 7 de febrero de la revista Tobacco Control.
FUENTES: John Pierce, PhD, professor emeritus, Herbert Wertheim School of Public Health and Human Longevity Science, University of California, San Diego; David Hill, MD, medical spokesman, American Lung Association; Tobacco Control, Feb. 7, 2022, online