Puntos destacados de la investigación:
- Los adultos latinos, que siguieron una dieta saludable para el corazón, tuvieron una mejor función cardíaca, según las imágenes de ultrasonido que detectaron que el corazón estaba bombeando sangre de manera más eficiente a través de las cámaras del corazón.
- Además, los hábitos de alimentación saludables correspondieron con una disminución en el grosor de las paredes del corazón, una medida que indica un corazón más sano.
Los adultos latinos que siguieron un plan de alimentación saludable tuvieron corazones más sano en términos de estructura y función, según una investigación preliminar que se presentará en las Sesiones científicas del 2021 de la American Heart Association.
“La calidad de una dieta saludable es una herramienta importante y vital para la prevención de enfermedades cardíacas”, comentó el autor principal del estudio, David Flomenbaum, B.S., B.A., estudiante de medicina de la Albert Einstein College of Medicine en la ciudad de Nueva York. “Muchos de nuestros resultados corresponden al conocimiento actual sobre la calidad de la dieta y la salud cardiovascular”.
Después de evaluar a más de 1.800 participantes inscritos en el estudio complementario llamado Estudio ecocardiográfico de latinos (Echo-SOL, del inglés Echocardiographic Study of Latinos), los investigadores compararon la adherencia a dos planes populares de alimentación saludable con la eficiencia del corazón respecto al bombeo de sangre, su tamaño y forma, según las mediciones de las imágenes de ultrasonido del corazón (ecocardiogramas).
Echo-SOL es el conjunto de datos más grande de parámetros ecocardiográficos que se centran exclusivamente en los adultos latinos con una fuerte representación de subgrupos de personas que tienen herencia cubana, puertorriqueña, mexicana y de América Central/del Sur. Más de la mitad de los participantes del estudio en este análisis eran mujeres y su edad promedio fue de 56 años.
Se reclutó a los participantes para participar en el estudio del 2008 al 2011. En su visita inicial, los participantes respondieron preguntas detalladas sobre su consumo de alimentos durante el período de 24 horas anterior y se les volvió a preguntar mediante una llamada telefónica de 5 a 45 días después.
Los investigadores se centraron en evaluar el cumplimiento de dos patrones alimentarios saludables: la dieta DASH (del inglés Dietary Approaches to Stop Hypertension, enfoques dietéticos para detener la hipertensión), que está diseñada con el objetivo de ayudar a las personas a controlar su presión arterial, y la AHEI (del inglés Alternative Healthy Eating Index, Índice de alimentación saludable alternativo), que mide el cumplimiento de las Pautas dietéticas del Departamento de Agricultura de los EE. UU. (del inglés Department of Agriculture) para estadounidenses.
La dieta DASH es baja en grasas totales, grasas saturadas y colesterol, a la vez que es rica en frutas, verduras y productos lácteos sin grasa o bajos en grasa. Este plan de alimentación destaca los productos integrales, el pescado, la carne de ave y los frutos secos, pero limita el sodio, la carne roja grasa, los dulces, los azúcares añadidos y las bebidas azucaradas. Las mejores puntuaciones de AHEI corresponden a una mayor ingesta de verduras, frutas enteras, cereales integrales y frutos secos, así como a una menor ingesta de bebidas azucaradas, carne roja/procesada, grasas trans, grasas de cadena larga, grasas poliinsaturadas, sodio y alcohol.
Ambos planes de alimentación tienen como objetivo reducir el riesgo de padecer enfermedades cardíacas o de los vasos sanguíneos por medio del enfoque en alimentos nutritivos. Se utilizaron sistemas de puntuación para medir qué tan bien los participantes cumplieron uno de los planes de alimentación.
Del 2011 al 2014, todos los participantes recibieron una prueba de ultrasonido no invasiva del corazón, o ecocardiograma, para medir la función (incluida la fracción de sangre bombeada con cada contracción del corazón) y la estructura cardíaca (en particular, el grosor de las paredes del corazón).
Los investigadores observaron lo siguiente:
- Para los participantes que cumplieron de mejor manera los dos planes de alimentación, un aumento en la puntuación del cumplimiento correspondió con una mejora de la estructura y la función cardíaca. En concreto, un cumplimiento mayor de cualquiera de los planes dietéticos se asoció con una mayor fracción según se midió en el ecocardiograma.
- Además, un mayor cumplimiento de la DASH correspondió con una disminución del grosor de las paredes del corazón, según se midió en el ecocardiograma, lo que indica una mejor salud cardíaca.
“Los resultados enfatizan la importancia de una dieta saludable como medio para prevenir las enfermedades cardíacas, una de las principales causas de muerte entre las personas hispanas y latinas”, afirmó Flomenbaum. “La asociación entre el cumplimiento de uno de los patrones de alimentación saludable y una mejor función de bombeo cardíaco nos reafirma que estas puntuaciones de dieta se asocian con corazones más sanos”.
El estudio tuvo algunas limitaciones que podrían haber afectado los resultados. Como estudio observacional, encontró una relación entre un patrón de alimentación saludable y la salud cardíaca, pero no pudo demostrar la causa y el efecto. Además, el estudio se basó en la memoria de los participantes sobre lo que comieron y no controló otros factores que también podrían haber afectado la función y la estructura del corazón.
Una nueva declaración científica de la American Heart Association pone énfasis en un patrón dietético general para apoyar la salud cardiovascular y el bienestar general que se adapta a las preferencias personales, las prácticas étnicas y religiosas, y las etapas de la vida.
“Todos podemos beneficiarnos de un patrón alimentario saludable para el corazón, sin importar la etapa de vida, y es posible diseñar uno que sea coherente con las preferencias personales, los estilos de vida y las costumbres culturales”, afirmó la presidenta del grupo de redacción de declaraciones científicas, Alice H. Lichtenstein, D.Sc., FAHA, profesora de ciencias y políticas de la nutrición del Stanley N. Gershoff, además de directora y científica sénior en el laboratorio de nutrición cardiovascular en la Tufts University en Boston.
La nueva declaración describe las características clave de un patrón dietético para promover la salud del corazón, incluido el equilibrio entre la ingesta de alimentos y calorías con actividad física a fin de mantener un peso saludable; la elección de una amplia variedad de frutas y verduras; los granos integrales; las proteínas saludables, como el pescado o los mariscos, los lácteos bajos en grasas o sin grasas, y los cortes de carne magra, y la limitación de carnes rojas y procesadas, aceites vegetales y alimentos procesados con azúcares añadidos, sal y alcohol.
Referencias:
Los coautores son Ayana April-Sanders, Ph.D.; Un Jung Lee, Ph.D.; Robert Kaplan, Ph.D.; Yasmin Mossavar-Rahmani, Ph.D., R.D., C.D.N.; Robert Ostfeld, M.D.; Daniela Sotres-Alvarez, Dr.P.H.; Josiemer Mattei, Ph.D.; Amanda McClain, Ph.D., M.S.; Martha L. Daviglus, M.D., Ph.D.; Mayank Mohan Kansal, M.D.; Linda Van Horn, Ph.D., R.D.; Bonnie Shook-Sa, Dr.P.H., y Carlos Rodriguez, M.D., M.P.H.