Los adultos con apnea del sueño obstructiva tenían un 75 por ciento más de probabilidades de experimentar síntomas de COVID prolongada que las personas sin el trastorno.
Las personas con COVID prolongada experimentan unos síntomas nuevos, persistentes o que empeoran durante más de cuatro semanas tras la infección inicial con la COVID, según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de EE. UU.
No se comprende del todo la forma exacta en que la apnea del sueño prepara el terreno para la COVID prolongada, o incluso si lo hace, pero los investigadores tienen algunas teorías.
“El vínculo entre la apnea del sueño y la COVID prolongada podría deberse a los factores de riesgo compartidos, como la obesidad”, planteó la autora del estudio, Hannah Mandel, científica de investigación sénior de la Iniciativa RECOVER de Langone Health de la NYU, en la ciudad de Nueva York.
En el estudio, los investigadores revisaron análisis de los expedientes de salud electrónicos de tres conjuntos de datos que incluían a más de 2.2 millones de personas que tuvieron un resultado positivo en una prueba de la COVID-19 entre marzo de 2020 y febrero de 2022.
En general, menos de un 5 por ciento de los adultos y menos de un 2 por ciento de los niños habían sido diagnosticados de apnea del sueño. Mandel y sus colegas también usaron métodos de aprendizaje automático para evaluar los síntomas de seguimiento y las visitas al médico, que podrían indicar una COVID prolongada.
Cuando los investigadores controlaron otros factores de riesgo que se sabe que aumenta el riesgo de COVID prolongada, por ejemplo la gravedad de la enfermedad, la edad y las afecciones médicas subyacentes, encontraron que la apnea del sueño aumentaba las probabilidades de COVID prolongada en los adultos, pero no en los niños.
“Las personas con apnea del sueño deben mantenerse al día con las vacunas y los refuerzos, y las que se infecten deben buscar un tratamiento temprano para reducir la gravedad de la enfermedad y el riesgo de COVID prolongada”, planteó Mandel.
El estudio, que se publicó en la edición del 11 de mayo de la revista Sleep, tuvo varias limitaciones. Por ejemplo, los investigadores no contaban con información sobre la gravedad de la apnea del sueño ni sobre si las personas recibían un tratamiento para la afección.
Este tipo de información es importante, señaló un experto en el sueño, el Dr. Raj Dasgupta, profesor clínico asociado de medicina de la Facultad de Medicina Keck de la Universidad del Sur de California, en Los Ángeles.
Algunos de los síntomas de la apnea del sueño sin tratar imitan a los síntomas de la COVID prolongada, en específico la fatiga, la falta de energía, el dolor de cabeza y la pérdida de la memoria. “Hay mucho solapamiento”, anotó.
Además, la apnea del sueño obstructiva afecta al corazón y a los pulmones, igual que la COVID.
Tampoco hay una definición aceptada en general de qué es la COVID prolongada, lo que hace que sacar alguna conclusión firme de este estudio sea más difícil, comentó Dasgupta.
Aun así, la apnea del sueño sin tratar aumenta el riego de enfermedad cardiaca, ataques cardiacos y accidente cerebrovascular, además de potencialmente incrementar las probabilidades de COVID prolongada.