Tener un resultado positivo en una prueba de la infección con la COVID-19 durante una fase particular del tratamiento para la fertilidad podría reducir las probabilidades de un embarazo exitoso, señala un nuevo estudio.
Esta fase del tratamiento se conoce como estimulación ovárica controlada, una técnica que se utiliza para inducir la ovulación durante la fertilización in vitro (FIV).
Unos investigadores dirigidos por Fen Tian, de la Universidad del Sur Central en China, plantean que los médicos deben informar a las parejas que se están sometiendo a la estimulación ovárica controlada que la infección con la COVID-19 podría afectar la calidad de los embriones y la etapa del desarrollo anterior a esta, cuando el grupo de células es un “blastocito”.
Pero algunos expertos en fertilidad expresaron dudas sobre el estudio, que dio seguimiento a 585 parejas en China. Se usaron pruebas de PCR para determinar si un miembro de la pareja, o ambos, tenían una infección con la COVID-19 en el momento de la estimulación ovárica. Los investigadores apuntaron que 135 tuvieron resultados positivos.
Aunque el estudio fue el más grande hasta la fecha, de cualquier forma fue relativamente pequeño, comentó la Dra. Lilli Zimmerman, que se especializa en endocrinología reproductiva, infertilidad y obstetricia/ginecología en Northwell Health en Manhasset, Nueva York. Zimmerman no participo en el estudio.
“Mi conclusión principal es que se necesitan muchos estudios más sobre este tema. La COVID sigue siendo un tipo muy nuevo de infección, incluso tras varios años de pandemia. Y pienso que habrá que realizar muchos más estudios, durante muchos años, para que de verdad salgan los efectos de la infección con la COVID en los resultados reproductivos, en particular en cuanto a la FIV”, dijo Zimmerman.
Las políticas sobre las pruebas y los procedimientos para la COVID-19 pueden variar de un sistema de atención de la salud a otro, y han cambiado a lo largo de la pandemia, anotó.
El retraso de la FIV puede tener desventajas para la paciente, advirtió Zimmerman, entre ellas que el envejecimiento sigue ocurriendo, lo que puede afectar a la fertilidad. Parar antes de la extracción planificada de óvulos en un momento avanzado del ciclo también puede conducir a una hiperestimulación ovárica y a dolor.
La investigación de este estudio fue retrospectiva, y utilizó los datos de siete centros reproductivos en cuatro provincias chinas, de octubre a diciembre de 2022.
Los investigadores encontraron que las parejas con una infección con la COVID-19 tenían unas tasas significativamente más bajas de embriones y blastocitos de la mejor calidad, formación de blastocitos y blastocitos disponibles que las parejas sin una infección durante la estimulación ovárica controlada.
Basándose en el estudio, tendría sentido comenzar a evitar comenzar un ciclo de FIV en alguien que tenga una infección conocida, y tener cuidado adicional durante una estimulación para evitar exponerse a una infección, planteó la Dra. Lindsay Kroener, especialista en endocrinología reproductiva e infertilidad del Sistema de Salud de la Universidad de California, en Los Ángeles.
“Es importante anotar que este estudio no observa los resultados clínicos, como las tasas de embarazos o nacimientos vivos de embriones transferidos de estos ciclos”, indicó Kroener, que no participó en el estudio.
“Aunque estos datos demuestran un impacto negativo en el desarrollo y la calidad de los blastocitos cuando uno o ambos miembros de la pareja están infectados con el SARS-CoV-2, la diferencia absoluta en los resultados sigue siendo bastante pequeña”, añadió Kroener.
Tampoco parece afectar el número de ovocitos (óvulos maduros) que se extraen, anotó Kroener.
“Basándose en este estudio, una infección activa tiene un impacto negativo en los resultados de embriología, pero incluso los ciclos de pacientes infectadas con el SARS-CoV-2 resultaron en embriones utilizables de alta calidad”, aclaró Kroener.
Una prueba positiva de COVID-19 no necesariamente significa que un ciclo de FIV se deba cancelar, agregó.
“La decisión de seguir adelante con una estimulación y con la extracción, en lugar de cancelar un ciclo, podría depender de una variedad de factores, lo que incluye la consejería de la paciente, qué tanto ha avanzado la paciente en su estimulación, y la cantidad de tiempo y medicamento que se ha invertido, además de si el centro le permite proceder con la extracción con una infección activa”, dijo Kroener.
Un centro de infertilidad también podría retrasar o cancelar los procedimientos en pacientes que tienen una infección activa de COVID-19, porque algunos procedimientos utilizan anestesia, lo que podría crear complicaciones en una persona con síntomas respiratorios por una infección.
También existe la preocupación de que el personal y otros pacientes pudieran exponerse al virus, señaló Kroener.
No se realizaría una transferencia de embrión en una paciente con una infección activa con la COVID-19, debido a los riesgos asociados con la infección con la COVID durante el embarazo, anotó.
La estimulación ovárica controlada durante la FIV implica recibir inyecciones diarias de unos medicamentos hormonales conocidos como gonadotropinas durante ocho a 12 días. Las pacientes se monitorizan de manera regular mediante ultrasonidos transvaginales y análisis sanguíneos, para determinar el momento en que los folículos tienen el tamaño óptimo para provocar la ovulación, explicó Kroener.
En general, la extracción de óvulos se realiza alrededor de 35 a 36 horas tras la administración de una inyección para la inducción, y los óvulos se extraen de los folículos en el ovario a través de una aguja, observó.
Otros estudios no han mostrado ninguna evidencia del virus en el líquido folicular, anotó Zimmerman.
“No tenemos ninguna forma de saber los resultados a largo plazo, y esto es lo que les hemos estado diciendo a las pacientes desde principios de la pandemia. No tenemos ninguna forma de saber si habrá algún resultado a largo plazo para los bebés, y en última instancia esta es la meta reproductiva de la FIV”, enfatizó Zimmerman.
Los resultados del estudio se publicaron en la edición en línea del 13 de julio de la revista JAMA Network Open.