Incluso una obesidad leve aumenta de manera significativa el riesgo de una enfermedad grave o muerte en los pacientes con COVID-19, informan unos investigadores de Italia.
“Los profesionales de la atención de la salud deben saber que las personas con cualquier grado de obesidad, no solo los obesos mórbidos, son una población en riesgo”, comentó el autor principal del estudio, el Dr. Matteo Rottoli.
“Se debe tener una precaución adicional con los pacientes hospitalizados por la COVID-19 que son obesos, ya que es probable que experimenten un deterioro rápido hasta la insuficiencia respiratoria, y que requieran admisión a cuidados intensivos”, añadió Rottoli, profesor asistente sénior de cirugía del Alma Mater Studiorum de la Universidad de Bolonia.
El hallazgo no es el primero que vincula a la obesidad con unos peores resultados en la COVID-19. Pero la mayoría de los estudios se han enfocado en los pacientes cuyo índice de masa corporal (IMC) es de 40 o más, el umbral de la “obesidad extrema”. Y ese es también el umbral usado en las directrices de EE. UU. y de Reino Unido para identificar a las personas con un riesgo más alto.
Pero este nuevo estudio de casi 500 pacientes italianos hospitalizados por la COVID-19 en marzo y abril sugiere que hay que reevaluar esas directrices.
Más de una quinta parte de los pacientes evaluados tenían un IMC de 30 o más, lo que significa que se consideraban obesos.
Se encontró que los pacientes con obesidad leve (los que tenían un IMC de 30 a 35) se enfrentaban a un riesgo 2.5 veces más alto de insuficiencia respiratoria. También tenían cinco veces más probabilidades de ser admitidos a una UCI, en comparación con los pacientes que no eran obesos.
Y los que tenían un IMC de a partir de 35 tenían 12 veces más probabilidades de fallecer de COVID, encontraron los investigadores.
Al Dr. Marc Siegel, profesor de medicina del Centro Médico Langone de la NYU, en la ciudad de Nueva York, los hallazgos no lo sorprendieron.
Se mostró de acuerdo en que “está claro que la obesidad es un inmenso factor de riesgo para unos casos de moderados a graves de la COVID”. El hecho de que sea probable que esto implique incluso a la obesidad leve “concuerda con lo que hemos estado viendo”, aseguró Siegel.
Pero, ¿por qué sucede esto?
En general, “la obesidad se ha reconocido ampliamente como un factor asociado con una respuesta y una defensa contra los patógenos comprometidas”, explicó Rottoli. Lo que provoca ese deterioro, dijo, es un tipo de “estado inflamatorio crónico” desencadenado por la obesidad.
Una investigación reciente del Hospital Henry Ford, en Detroit, publicada en la revista Radiology en mayo, resaltó a la inflamación relacionada con la obesidad como un posible motivo responsable de un riesgo tres veces más alto de coágulos sanguíneos en los pulmones observado entre los pacientes obesos con COVID.
Una vez más, Siegel se mostró de acuerdo. “Aunque seguimos estudiándolo, la COVID parece ser una enfermedad de inflamación”, apuntó. Y enfatizó que todas las complicaciones de salud asociadas con la obesidad (como la hipertensión, la diabetes y la enfermedad cardiaca) “en sí aumentan el riesgo de una enfermedad grave con la COVID”.
Rottoli añadió que “se ha probado que los pacientes obesos tienen una carga viral más alta y un periodo más largo de excreción viral, en comparación con los pacientes que no son obesos”. Esto hace que sean más contagiosos durante unos periodos más largos, anotó.
Todo esto es una noticia preocupante para el tercio de los adultos de EE. UU. que son obesos, y para 1 de cada 13 que es extremadamente obeso, según las autoridades de la salud de EE. UU.
Rottoli tiene dos consejos para los individuos obesos: pierdan peso, y tengan cuidado.
“A mediano y largo plazo, la pérdida de peso es la respuesta definitiva para reducir los riesgos en las personas obesas”, añadió Rottoli. Mientras tanto, los que deseen evitar enfermarse con la COVID “deben tomar medidas de precaución adicionales, en particular respecto a la conducta y el distanciamiento sociales”, al usar máscaras y evitar las reuniones grandes y otras situaciones de riesgo.
FUENTES: Matteo Rottoli, M.D., Ph.D., senior assistant professor, surgery, department of medical and surgical sciences, Alma Mater Studiorum University of Bologna, and surgical consultant of general surgery, Sant’Orsola Hospital, Bologna, Italy; Marc Siegel, M.D., professor, medicine, NYU Langone Medical Center, New York City; July 15, 2020, European Journal of Endocrinology