La aplicación de los probióticos es especialmente relevante en niños de cero a tres años con diarrea aguda infecciosa, que tiene una alta prevalencia y es especialmente de riesgo por la deshidratación que causa.
“La rehidratación de estos niños afectados es una función prioritaria y para eso se utilizan determinados probióticos, tal y como recomiendan la Academia Americana de Pediatría y las sociedades española y europea de Gastroenterología, Hepatología y Nutrición Pediátrica, puesto que disminuyen tanto la duración de la diarrea como sus manifestaciones clínicas.
Como ha explicado Rafael Tojo, catedrático de Pediatría de la Universidad de Santiago de Compostela, el rotavirus tiene una gran implicación fundamentalmente entre los meses de noviembre y abril; la infección por este patógeno causa numerosas hospitalizaciones entre la población pediátrica.
Además, existe también la opción de la priorización de las vacunas”, ha destacado el jefe del Departamento de Pediatría del Complejo Hospitalario Universitario de Santiago, durante el taller organizado por la Sociedad Española de Probióticos y Prebióticos.
Estos productos alimentarios también han probado su utilidad en enfermedades como la enterocolitis necrotizante del recién nacido de bajo peso, donde reducen la presencia y gravedad del trastorno.
Además, resultan útiles en otras enfermedades extraintestinales, aunque no hay todavía un consenso definitivo sobre su uso. “Son productos seguros para nuestro organismo, aunque debe tenerse en cuenta que algunos probióticos pueden actuar negativamente sobre la salud, especialmente en grupos de riesgo inmunológico, si bien se consideran minoritarios”, ha advertido.
Por su parte, Francisco Guarner, presidente de la SEPyP, ha recordado que el estudio de la microbiota humana está permitiendo entender, gracias a proyectos como MetaHit o el del microbioma humano, qué bacterias viven en simbiosis con el ser humano, y las relaciones entre los distintos ecosistemas bacterianos y la incidencia de determinadas enfermedades.
Un estudio reciente del grupo de este científico, publicado en Nature, ha clasificado la microbiota humana en tres grandes grupos de bacterias.
Guarner, que dirige el grupo de investigación en fisiología y fisiopatología digestiva del Valle de Hebrón Instituto de Investigación (VHIR), es responsable del proyecto europeo MetaHit en España y participante en el Centro de Investigación Biomédica en Red en el Área temática de Enfermedades Hepáticas y Digestivas (CiberEHD).
A modo de ejemplo de cómo estas líneas de investigación resultan útiles para la clínica, el científico ha aludido a la alteración de la permeabilidad intestinal, que favorece la entrada de pequeñas cantidades de productos bacterianos con potencial inflamatorio.
Esto, pone en marcha un proceso de inflamación de bajo grado que altera en gran medida los mecanismos de regulación de la insulina.
“Algunas bacterias pueden proteger el desarrollo de diabetes tipo 2 en modelos animales, mientras que otras la pueden inducir”.
“Debe encontrarse el equilibrio ideal y para ello se han utilizado prebióticos, previniendo y reduciendo problemas de este tipo”, ha indicado.
Los estudios realizados en humanos, algunos de ellos dentro del proyecto MetaHit y en los que ha participado Guarner, han reproducido estos resultados, confirmando que el desequilibrio de las bacterias del intestino influyen en la obesidad y pueden causar inflamación que se relaciona con resistencia en insulina.
Otro de los aspectos que se tratan en el taller aluden a cómo el empleo de los probióticos es especialmente interesante en veterinaria, evitando el uso indiscriminado de antibióticos -ya prohibido- que acababan llegando a la alimentación humana, generando así resistencias.
Fuente: https://www.diariomedico.com/medicina/pediatria/prebioticos-y-probioticos-son-utiles-en-pediatria.html