Los niños con la COVID-19 tienen tanto o más coronavirus en la nariz que los adultos, lo que sugiere que podrían suponer un grave riesgo de infección si las escuelas y las guarderías reabren, plantea un estudio reciente.
Unas pruebas del coronavirus realizadas en Chicago en marzo y abril muestran que los niños y los adolescentes tienden a tener la misma cantidad del virus en las fosas nasales que los adultos, según una carta de investigación, que se publicó en la edición en línea del 30 de julio de la revista JAMA Pediatrics.
De hecho, los niños menores de 5 años portaban las cargas virales más altas, reportaron los investigadores.
“Es preocupante que los individuos más jóvenes fueran los que tuvieran la mayor cantidad de virus”, comentó la investigadora principal, la Dra. Taylor Heald-Sargent, especialista en enfermedades infecciosas pediátricas del Hospital Pediátrico Lurie, en Chicago. “Son los que no siempre se lavan las manos o llevan máscaras”.
Los hallazgos ponen en duda a unos estudios epidemiológicos anteriores que mostraban, aparentemente, que los niños no tienden a propagarse al nuevo coronavirus entre ellos, y que tampoco infectan a los adultos con regularidad.
Basándose en esos estudios, los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de EE. UU. propugnaron la semana pasada que las escuelas del país reabran.
“Algunos de los argumentos sobre la apertura de las escuelas y guarderías plantean que, tal vez, los niños no pueden producir el virus con la misma eficiencia en la nariz, y que por eso no se enferman tanto”, apuntó Heald-Sargent. “Estos datos lo contradicen. Pueden sostener la replicación, la misma cantidad que los individuos mayores, si no más”.
En este estudio, Heald-Sargent y sus colaboradores observaron las muestras nasales recolectadas anteriormente de 145 pacientes diagnosticados con la COVID-19.
Los investigadores encontraron que los niños pequeños tenían unas cargas virales que eran, en promedio, entre 10 y 100 veces más altas que las de los adultos.
“Los niños sin duda tienen el virus y replican el virus en la nariz con la misma eficiencia, si no con más eficiencia, que los adultos”, advirtió Heald-Sargent. “Sería lógico que también puedan propagar el virus o transmitir el virus”.
Pero ese riesgo de infección simplemente no se ha demostrado en estudios epidemiológicos en el mundo real, replica el Dr. Amesh Adalja, experto sénior del Centro de Seguridad de la Salud Johns Hopkins, en Baltimore.
“Una cosa es encontrar el virus en las fosas nasales de un niño, y otra distinta es encontrar evidencias epidemiológicas de que los niños lo transmitan a otras personas”, dijo Adalja. “Esa es la clave: no vemos que los brotes sean propulsados por los niños al mismo nivel que son propulsados por los individuos de más edad, y eso es a pesar del hecho de que tienen el virus en la nariz”.
Según los CDC, apenas un 7 por ciento de los casos de COVID-19 en EE. UU., y menos de un 0.1 por ciento de las muertes relacionadas, han ocurrido en personas menores de 18 años. Y hasta ahora en 2020, menos niños han muerto de COVID-19 que los que mueren de la gripe en general en cualquier año dado.
El motivo de que los niños no hayan resultado igual de infecciosos que los adultos en cuanto a la COVID-19 sigue siendo un misterio, señaló Adalja.
Quizá los niños no se enfermen tanto, y entonces no tosan tanto, que es la forma de propagar el virus aéreo, planteó Adalja. También podría ser que, como los niños son más pequeños, sus partículas respiratorias aéreas tengan más probabilidades de caer al suelo antes de que un adulto pueda inhalarlas.
Heald-Sargent cree que el problema podría ser el momento en que se realizaron los estudios epidemiológicos que mostraron unas tasas bajas de transmisión en los niños.
“Muchas de las encuestas epidemiológicas se han realizado en un periodo de distanciamiento social y aislamiento, cuando las escuelas y las guarderías se cerraron muy pronto”, comentó Heald-Sargent. “Las personas que salían a la comunidad eran adultos. Eran los que iban al trabajo y al supermercado”.
A medida que las restricciones del confinamiento se han relajado, se está observando una mayor propagación entre los niños, dijo Heald-Sargent.
Por ejemplo, un estudio de Corea del Sur de principios de mes encontró que los niños de a partir de 10 años pueden propagar el virus con la misma eficiencia que los adultos.
“No estoy diciendo que las escuelas o las guarderías no deban reabrir. Se trata de una conversación muy sutil y compleja, y que es distinta en distintas áreas”, añadió Heald-Sargent. “No podemos dar por sentado que los niños no puedan propagar el virus. Todo el mundo está suponiendo que porque no se ha visto, no sucede. Creo que ahora debemos cuestionar esa suposición”.
FUENTES: Taylor Heald-Sargent, MD, PhD, pediatric infectious diseases specialist, Lurie Children’s Hospital of Chicago; Amesh Adalja, MD, senior scholar, Johns Hopkins Center for Health Security, Baltimore; JAMA Pediatrics, July 30, 2020, online